que goza de un estatus inviolable. El grupo reacciona de forma agresiva cuando atacamos o cuestionamos la conducta de unos padres manipuladores, ausentes, desatentos, indiferentes, fríos o simplemente malvados.
Se experimentaría un choque entre la figura idealizada de unos padres atentos y afectuosos y la cruda realidad. Este conflicto entre ambos extremos produce en nosotros una desazón emocional que los psicólogos llamamos disonancia cognitiva.
Debemos tener en cuenta que el progenitor tóxico es un gran experto en marketing y marca personal. Se proyecta en público como alguien atento, protector, generoso, bondadoso, responsable para compensar sus constantes abusos y manipulaciones.
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